HOLA CHICOS!
LO PROMIMERO QUE A UNO SE LE VIENE EN MENTE AL OIR HABLAR DE BALI Y SIN TENER INFORMACION ALGUNA ES DE, ... LUNA DE MIEL, PLAYAS PARADISIACAS, ETC.
Pues si vas en busca de la tipica foto de playa Caribeña, te llevaras una decepción, pero no sufras ya que sera un destino que regresaras a España enamorado de esa isla y sus gentes!
AGRADECERIA QUE LOS QUE VIVAIS O HAYAIS ESTADO EN BALI DEIS VUESTRA OPINION DE LO QUE ES REALMENTE BALI Y QUE PODEMOS ENCONTAR EN LA LLAMADA "ISLA DE LOS DIOSES O ISLA ESMERALDA".
Yo sere el primero en arrancarme asi no os resultara tan dificil!
A Bali se llega expectante y se regresa hechizado; enamorado de un paraíso esmeralda lleno de vida y contrastes. De esta isla, tan bien llamada de los dioses, se han escrito ríos de tinta, tantos, que mientras la sigan cuidando como hasta ahora, nunca dejarán de fluir, porque quienes lleguen a ella, acabarán enamorándose de Bali y tendrán la necesidad de contar a los cuatro vientos las maravillas que ofrece este paraíso indonesio, porque se habrá metido en sus almas.
A Bali sólo le sobra una cosa: la lejanía. Pero a poco de pisar el aeropuerto de Dempasar, al viajero se le olvidan, como por ensalmo, las veinte horas de viaje, y nada más llegar sus cinco sentidos se ponen de inmediato a procesar sensaciones sin descanso.
Desde un primer momento Bali ofrece una luz especial, la del Trópico, donde los colores parecen que son más colores que en otros lugares de la Tierra. El aire también huele distinto, y la ausencia del temido calor envuelve al viajero en una paz que predispone a olvidar el palizón del largo vuelo.
Enseguida asaltan a las pupilas los primeros altares, las primeras ofrendas a los dioses del larguísimo panteón de Bali, y los primeros templos que, desde el mismo momento de llegar, ya no dejarán de formar parte de la estancia del viajero, hasta hacerse tan familiares que, al regreso, incluso se echarán de menos.
También, enseguida, aparecen las primeras sonrisas, los saludos con las manos unidas a la altura del pecho y el salamat tinggal (bienvenido), y las miradas de los balineses y balinesas, oscuras y profundas, pero extrañamente familiares. Y es entonces cuando el verde empieza a apoderarse del alma del viajero, de un modo lento, casi inapreciable.
Tras los cristales del coche, rumbo al hotel, los inmensos jardines que jalonan las carreteras de acceso a Nusa Dua son la antesala de las maravillas que esperan al viajero los días siguientes, cuando dirija sus pasos -y su espíritu- hacia el centro de la isla, hasta los increíbles arrozales que cortarán su respiración y llenarán sus ojos de un verdor tan intenso, que ya no le abandonarán mientras viva. Y junto a los jardines aparecen los primeros templos, pequeños y grandes, como preludio de las maravillas que vendrán después en días sucesivos: los templos de Tanah Lot; Batu Bolon; Besakih; Uluwatu; Candi Kuning; Goa Lawah; Mengwi... Nombres tan misteriosos como las edificaciones que constituyen el centro de la vida de los balineses, que por su historia y su pasado se consideran los responsables del orden cósmico...
Todo ese rico pasado se condensa en una serie de danzas que resumen leyendas y acontecimiento épicos y religiosos, con el constante y monótono sonido del gamelán, el conjunto musical presente en la mayoría de acontecimientos. La elegancia de la danza Legong, ejecutada por jóvenes mujeres, compite con la fuerza masculina del Baris, y tiene su culmen en la hipnótica danza Cecak. El teatro de marionetas y las peleas de gallos también forma parte importante de esta tierra de dioses y magia.
Bali es una isla de 5.700 km2 y tiene 3.551.000 habitantes (2009). Está bañada por el Indico y el Mar de Java, y es tan hermosa como increíble.... Es como un universo en miniatura, y en ella todo parece estar colocado en su sitio: los cocoteros, las plataneras, los ficus, los hibiscus, los ríos, los volcanes y, sobre todo, los arrozales, esas escaleras esmeraldas de insólita belleza, que parecen bajar desde el mismísimo cielo, y que la convierten en un exultante jardín en donde el verde es tan sagrado como la isla misma.
Y cómo no, los templos. Los más de 10.000 templos familiares, gremiales, locales o nacionales, que disputan el terreno a la naturaleza pero que, para el espíritu balines, son imprescindibles para mantener esa armonía tan bien dispuesta por los dioses de la trinidad hindú: Brama, el creador de todo; Wisnu, el conservador y Siwa el destructor, responsables, a la postre, de todo lo bueno y lo malo de esta maravilla de la naturaleza.
Porque en Bali, y esa es otra de sus maravillas, nada es casual. Es obra de los buenos y los malos espíritus, el trabajo de esa gigantesca tortuga que mueve la vida balines.
LO PROMIMERO QUE A UNO SE LE VIENE EN MENTE AL OIR HABLAR DE BALI Y SIN TENER INFORMACION ALGUNA ES DE, ... LUNA DE MIEL, PLAYAS PARADISIACAS, ETC.
Pues si vas en busca de la tipica foto de playa Caribeña, te llevaras una decepción, pero no sufras ya que sera un destino que regresaras a España enamorado de esa isla y sus gentes!
AGRADECERIA QUE LOS QUE VIVAIS O HAYAIS ESTADO EN BALI DEIS VUESTRA OPINION DE LO QUE ES REALMENTE BALI Y QUE PODEMOS ENCONTAR EN LA LLAMADA "ISLA DE LOS DIOSES O ISLA ESMERALDA".
Yo sere el primero en arrancarme asi no os resultara tan dificil!
A Bali se llega expectante y se regresa hechizado; enamorado de un paraíso esmeralda lleno de vida y contrastes. De esta isla, tan bien llamada de los dioses, se han escrito ríos de tinta, tantos, que mientras la sigan cuidando como hasta ahora, nunca dejarán de fluir, porque quienes lleguen a ella, acabarán enamorándose de Bali y tendrán la necesidad de contar a los cuatro vientos las maravillas que ofrece este paraíso indonesio, porque se habrá metido en sus almas.
A Bali sólo le sobra una cosa: la lejanía. Pero a poco de pisar el aeropuerto de Dempasar, al viajero se le olvidan, como por ensalmo, las veinte horas de viaje, y nada más llegar sus cinco sentidos se ponen de inmediato a procesar sensaciones sin descanso.
Desde un primer momento Bali ofrece una luz especial, la del Trópico, donde los colores parecen que son más colores que en otros lugares de la Tierra. El aire también huele distinto, y la ausencia del temido calor envuelve al viajero en una paz que predispone a olvidar el palizón del largo vuelo.
Enseguida asaltan a las pupilas los primeros altares, las primeras ofrendas a los dioses del larguísimo panteón de Bali, y los primeros templos que, desde el mismo momento de llegar, ya no dejarán de formar parte de la estancia del viajero, hasta hacerse tan familiares que, al regreso, incluso se echarán de menos.
También, enseguida, aparecen las primeras sonrisas, los saludos con las manos unidas a la altura del pecho y el salamat tinggal (bienvenido), y las miradas de los balineses y balinesas, oscuras y profundas, pero extrañamente familiares. Y es entonces cuando el verde empieza a apoderarse del alma del viajero, de un modo lento, casi inapreciable.
Tras los cristales del coche, rumbo al hotel, los inmensos jardines que jalonan las carreteras de acceso a Nusa Dua son la antesala de las maravillas que esperan al viajero los días siguientes, cuando dirija sus pasos -y su espíritu- hacia el centro de la isla, hasta los increíbles arrozales que cortarán su respiración y llenarán sus ojos de un verdor tan intenso, que ya no le abandonarán mientras viva. Y junto a los jardines aparecen los primeros templos, pequeños y grandes, como preludio de las maravillas que vendrán después en días sucesivos: los templos de Tanah Lot; Batu Bolon; Besakih; Uluwatu; Candi Kuning; Goa Lawah; Mengwi... Nombres tan misteriosos como las edificaciones que constituyen el centro de la vida de los balineses, que por su historia y su pasado se consideran los responsables del orden cósmico...
Todo ese rico pasado se condensa en una serie de danzas que resumen leyendas y acontecimiento épicos y religiosos, con el constante y monótono sonido del gamelán, el conjunto musical presente en la mayoría de acontecimientos. La elegancia de la danza Legong, ejecutada por jóvenes mujeres, compite con la fuerza masculina del Baris, y tiene su culmen en la hipnótica danza Cecak. El teatro de marionetas y las peleas de gallos también forma parte importante de esta tierra de dioses y magia.
Bali es una isla de 5.700 km2 y tiene 3.551.000 habitantes (2009). Está bañada por el Indico y el Mar de Java, y es tan hermosa como increíble.... Es como un universo en miniatura, y en ella todo parece estar colocado en su sitio: los cocoteros, las plataneras, los ficus, los hibiscus, los ríos, los volcanes y, sobre todo, los arrozales, esas escaleras esmeraldas de insólita belleza, que parecen bajar desde el mismísimo cielo, y que la convierten en un exultante jardín en donde el verde es tan sagrado como la isla misma.
Y cómo no, los templos. Los más de 10.000 templos familiares, gremiales, locales o nacionales, que disputan el terreno a la naturaleza pero que, para el espíritu balines, son imprescindibles para mantener esa armonía tan bien dispuesta por los dioses de la trinidad hindú: Brama, el creador de todo; Wisnu, el conservador y Siwa el destructor, responsables, a la postre, de todo lo bueno y lo malo de esta maravilla de la naturaleza.
Porque en Bali, y esa es otra de sus maravillas, nada es casual. Es obra de los buenos y los malos espíritus, el trabajo de esa gigantesca tortuga que mueve la vida balines.